Carolina Jaimes Branger //
No van a tocarles las puertas para preguntarles si están o no con la revolución
El discurso presidencial de estos últimos meses ha tenido como constante el estímulo al odio de clases. Chávez ha insistido de forma sistemática en dividir a "ricos" y "pobres", "oligarcas" y "pueblo", "burgueses" y "revolucionarios", donde los primeros son los culpables de lo que les sucede a los segundos, un viejo método comunista de crear un enemigo a quien culpar de todo. Los ricos, los oligarcas y los burgueses han pasado a ocupar el puesto del "imperio" en la retórica chavista.
Cada vez es más claro el discurso: lo que no tienen los pobres es porque se lo quitaron los ricos. Por supuesto, la noción de riqueza habida del trabajo -honesto, honorable y encomiable- no existe. Las causas reales de la pobreza ni se mencionan. El fracaso en la lucha contra la pobreza del Gobierno más rico que hemos tenido en nuestra historia se quiere endilgar a otros.
Yo espero que aquí se imponga el deseo de paz que siempre ha imperado en el pueblo venezolano, pero no deja de preocuparme la instigación al odio como política de gobierno, pues una chispa basta para encender un fuego de grandes dimensiones.
Supongamos por un momento que aquí se inicie una revuelta de pobres contra ricos, que exacerbados por las palabras de Chávez, salgan a quitarles a esos ricos lo que supuestamente era de ellos. ¿Terrible, verdad?... Esas acciones generalmente terminan en tragedia.
Y los primeros preocupados deberían ser los nuevos ricos chavistas, por cierto los más escandalosos en dar muestras obvias de riqueza. Hoy en día les pertenecen las casas más grandes, los vehículos más lujosos y los accesorios más caros del mundo. Son ellos quienes muy "socialísticamente" viajan en primera clase y gastan en divisas extranjeras que exceden en cientos de miles los cupos de Cadivi, y no tienen el más mínimo pudor en disimularlo.
Si en Venezuela se diera una revuelta popular, ellos serían los primeros afectados. Porque las turbas no van a tocarles las puertas y preguntarles si ellos están o no con la revolución. Sencillamente entrarán a recuperar lo que el Presidente les dijo que era de ellos& y tal vez en muchos casos no se equivoquen. ¿Será que nunca se han imaginado que esto les pueda suceder?...
El cielo encapotado anuncia tempestad& Oligarcas chavistas ¡temblad!... ¡Viva la libertad!
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